🤯8. Se me han quitado las ganas de tonterías, pero cada vez tengo más ganas de hacer el tonto (perdón, la tonta)
Acabar en el quirófano por una urgencia no tiene ninguna gracia. Pero cuando te das cuenta de la que se podía haber liado, dan ganas de reírse hasta reventar, aunque solo sea porque todavía puedes.
Da igual a qué te dediques, qué aspiraciones tengas en la vida, cuántas ganas tengas de comerte el mundo o qué planes tengas para tu futuro. Cuando la salud falla y atisbas la posibilidad de que todo se vaya a la mierda, la cosa cambia. ¡Vaya que si cambia! Cuatro meses después de una operación que parecía chunga y resultó ser muy chunga, te cuento algunas cosas que se me han pasado por la cabeza.
👋 Hola, soy Eva María Rodríguez. Te doy la bienvenida a la octava edición de RodrigueZes, el espacio en el que divago sobre creatividad, educación, emprendimiento, marketing, inteligencia artificial y cualquier cosa que me pase por la cabeza. No tengo muy claro en qué categoría encaja lo que te voy a contar hoy, pero tampoco es que me importe mucho, la verdad.
👉 En esta edición te cuento:
Cómo acabé en quirófano por hacerme la tonta con mi salud.
Por qué reírte con puntos en la tripa es una experiencia límite.
Lo que significa cuidarse bien de verdad (y no solo hacerlo “mejor”).
Una razón por la que estar fuerte y en buena forma es más que una buena idea.
🛌 Hacerme la tonta con mi salud me pasó factura
En más de una ocasión, cuando me han preguntado por qué acabé en el quirófano, he contestado que por gilipollas.
En serio, no cuidarse suficiente tiene consecuencias. Insisto: suficiente. Pero de eso te hablo luego.
Ahora, te pongo en contexto.
Tras casi dos días con unos dolores abdominales terribles, el viernes 21 de febrero por la mañana acabé en urgencias. Entré en quirófano a las 7 de la tarde. Eso sí, el domingo comí en casa.
Tenía una infección chunga por un quiste sangrante en un ovario, que terminó dándose la vuelta. Y esto duele más que un parto sin epidural (sé de lo que hablo).
Mirando hacia atrás, pienso que he tenido suerte.
—SuerteZ más bien.
No solo porque podría haber sido peor (a saber a dónde habría llegado la infección y porque en la intervención encontraron “sorpresas”), sino porque tengo una nueva perspectiva sobre la vida.
Sí, suena un poco ñoño, a algo que termina pasando en algún momento y no tiene nada de especial en conjunto. Pero mira, es mi vida la que tengo que vivir, no la del resto.
Una de las principales conclusiones que he sacado te la he contado ya en el título de esta edición. Se me han quitado las ganas de tonterías, pero de hacer el tonto (perdón, la tonta) tengo más ganas que nunca. Para cuando ya no pueda.
Ahora es cuando te recuerdo la edición en la que te hablo de mi epitafio, pero no te líes y sigue leyendo, que, como siempre, recopilo todos los enlaces al final.
💥La peor parte fue no poder reírme a gusto
Cuando te sometes a una cirugía abdominal, la cosa queda para pocas bromas.
Que sí, que una laparoscopia son cuatro cicatrices de nada a la vista, pero por dentro te quedas toda “recosida”.
Y si te han estado hurgando “a placer” para arreglarte el ovario, quitarte las trompas y el apéndice, y te han “rascado” hasta el recto para retirar un montón de tejido endometriósico que se llevaron de postre, pues ni te cuento.
Pues eso, que te queda aquello entre flojo y sensible, pasando por hecho un asco.
Mejor no toser. Mejor no estornudar. Levantarse, con precaución.
Y cuidado con reírse, que las carcajadas las carga el diablo.
La peor parte, sin duda.
Si tú te ríes poco, lo mismo no lo entiendes. Pero yo me río un montón, incluso estando sola, y no pienso renunciar a eso.
—A Tous pongo por testigo que haré lo posible por irme riendo a la tumba.
Así que la cuestión es sencilla: ¿qué tengo que hacer para poder seguir disfrutando de la vida y poder seguir echándome mis buenas risas?
Para empezar, cuidarme bien. Pero bien, bien.
🧘♀️Cuidarse es necesario, cuidarse bien es imprescindible
Aunque yo pensaba que me estaba cuidando, evidentemente, no era así.
Vale, había hecho muchos cambios e iba por el buen camino, pero no era suficiente.
Porque hacerlo mejor no implica hacerlo suficientemente bien.
Supongo que haber perdido 10 kilos en 8 meses y haber mejorado mi forma física de manera notable me hizo pensar que lo estaba haciendo bien.
Pero llevaba meses muy cansada y dolorida, y decidí ignorarlo. Decidí hacerme la tonta cuando una simple analítica hubiera bastado para determinar que algo fallaba. No digamos ya si hubiera pasado por la consulta de ginecología para una revisión rutinaria.
Y,¿qué me dices del tema de no dormir más de 5 horas y media (con suerte), o de trabajar 50 horas a la semana (horas de estudio no incluidas)?
Así que si te sirve de algo mi experiencia, hazte un favor y revisa tu concepto de autocuidado.
—Que te cuideZ, por favor.
💪 Si tienes que pasar por quirófano, mejor que te pille en forma
Independientemente de lo larga y/o complicada que sea una intervención quirúrgica, unas semanas en el banquillo no te las quita nadie. No digamos ya lo que te puede costar superar esa primera fase tras la operación.
Pues ahí va algo que seguro que sabes o intuyes, para que no se te olvide: si estás en buena forma física, te recuperas antes y mejor.
Eso significa más autonomía, menos dependencia y mejor estado de ánimo.
Con una operación programada te puedes preparar. Pero cuando te pilla por sorpresa, tienes que tirar con lo que haya.
Que lo mismo te suena a verdad de Perogrullo, pero me apetecía recordarlo.
Así que, si tienes que hacer el tonto / la tonta, hazlo, pero no te hagas el tonto / la tonta con tu salud y tómatela en serio.
En serio, cuida tu peso, tu flexibilidad, tu resistencia y tu masa muscular. Y no te olvides de tu mente, que “esa parte” se enfrenta a grandes desafíos también.
Si no te he convencido, o quieres saber más, puedes empezar leyendo ¿Envejeces o rejuveneces? de la doctora Sari Arponen. Ella sí que se pone pesada con el tema del ejercicio, aunque le da caña a muchas más cosas.
🎯Para llevar: lo que he sacado en claro
Termino con las conclusiones que he sacado de todo esto, por si a ti te pueden servir de algo.
Cuidarse un poco no basta. Cuidarse bien es otra cosa. Hacer algunos cambios está bien, pero no es suficiente si te sigues saltando lo importante. El cuerpo te lo recordará en cualquier momento.
Lo que ignoras, te explota. A veces, literalmente. Si el cuerpo te envía un aviso y no le haces caso, te lo volverá a enviar, pero con mayor intensidad. Y así, hasta que te enteres (si es que vives para ello). Ignorar el dolor, los síntomas o el cansancio no te hace más fuerte, pero sí más vulnerable.
Reírse es un lujo que hay que proteger. Puede parecer una tontería, pero no poder reírte cuando más lo necesitas es una
putadafaena.Llegar fuerte a una operación marca la diferencia. No se trata de lucir six-pack, sino de que el cuerpo responda. Tener fuerza, resistencia y buena movilidad hará la recuperación mucho más llevadera. No sabes cuándo lo vas a necesitar, pero cuando llega el momento, lo que tienes es lo que hay. Cuanto más fuerte llegas, más rápido vuelves.
Hacer el tonto es muy saludable. Hacerse la tonta, no. Lo primero te da vida. Lo segundo, te la puede quitar. Una cosa te oxigena, la otra te asfixia.
La salud es demasiado importante como para tomársela a broma. No hace falta vivir con miedo ni obsesionarse. Pero sí conviene distinguir entre tener sentido del humor y tomarse todo a la ligera. Puedes bromear sobre casi cualquier cosa, y está bien. Pero con la salud, solo vale el humor si ya la estás tomando en serio.
Y hasta aquí la octava edición de RodrigueZes. Espero que te haya gustado. Si es así, gracias por darle al corazoncito, por compartir y, si lo haces, también por comentar.
Y ya que lo preguntas, estoy recuperada del todo. ¡Gracias!
¡Nos vemos en la próxima!
Te dejo el resumen de recomendaciones de esta edición.
📌 En esta edición te he recomendado
La segunda edición de RodrigueZes: Epitafios, decidir quién quieres ser y dejarle espacio al monstruo interior
Por si no lo habías oído nunca o no tienes muy claro qué es, aquí te dejo la explicación de lo que significa verdad de Perogrullo.
Para aprender qué es de verdad cuidarte, te he recomendado la lectura de ¿Envejeces o rejuveneces? de la doctora Sari Arponen.
PD1: Para contactar conmigo:
Responde a cualquier email que recibas con esta newsletter.
Utiliza el formulario de contacto de mi página web.
Envíame un email directo.
Escríbeme un mensaje a través de LinkedIn.
PD2: Si quieres ver a qué me dedico y qué hago, o quieres trabajar conmigo, aquí te lo cuento.
Cuida de tu cuerpo. Es el único lugar que tienes para vivir.
Jim Rohn
Como dice un sabio: reir es la única salida.
Me alegro que todo haya ido "bien".
¡Abrazos!
Me alegro que saliera bien ...